El Nuevo Municipio presenta sus intenciones como dibujos apurados, a veces trazados en el mismo terreno donde sucederá, en un futuro incierto, aquello que se proyecta en el boceto. En otros casos, el dibujo será retrospectivo al evento, y entonces habrá más tiempo para los detalles, la reconstrucción y el entintado, una suerte de validación de lo ocurrido. Si el suelo in situ se presenta resbaladizo, la birome puede patinar disparándose fuera del cuaderno, como muchos de los afanes proyectuales que se procuran durante la obra en ejecución. Estos coletazos del destino no aminoran al Nuevo Municipio, más bien lo contrario, le develan un insospechado punto de vista desde el cual recalcular como si nada hubiera pasado, desviando sutilmente la dirección de las obras en marcha.
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ANTROPOLIS, CUERPO A TIERRA
El Nuevo Municipio establece su contorno como puede. Ahora mismo negocia acá a la vuelta, a veces con la ñata contra el vidrio, otras con un poco de suerte cuando le toca atender los dos lados del mostrador. Esta tendencia bipolar no la intercambia, la sostiene neciamente erosionando su interior, en cada baldío, debajo del parquet y sobre los techos de durlock de sus secretarías. En el mostrador, vasos de telgopor medios llenos con café en saquito, planos con anotaciones, colores y distracciones entre el desparramo de accesorios inteligentes de pantalla plana. Entonces las voces salen con firmeza al barro seco, solapándose al rumordron de las maquinarias alejadas en el predio. Damos los primeros pasos sobre Antropolis en formación, el emplazamiento situado en el año inaugural de Tecnópolis.
Contorno Interior/Desconcierto Exterior. La salida del Interior del gazebo donde guardamos herramientas, luminarias públicas y otros objetos al Exterior de la obra en ejecución. Lentes negros, gorra o mano visera contra el sol que lastima. Bajo el efecto de caverna de Platón, contorneamos el paisaje conurbano. No se distingue nada muy definido sin embargo las obras están en su apogeo, recostadas en un confortable optimismo ciego. En ese contexto, entre las cooperativas de trabajo de los municipios participantes, ingresan los pasacallistas a hacer su trabajo.
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EL PEREGRINO INMOBILIARIA
Si hablamos de trabajo, para asegurarlo será necesaria “la planificación infinita”. Hubo un personaje para el cual se construyó un triciclo tablero para circular en la bicisenda-filo de las dos caras de la misma moneda: tanto operador como damnificado del desarrollo urbano. Ante la mafia de la poda y la crecida imparable de torres sobre los escasos espacios verdes que quedan en la ciudad, el Peregrino Inmobiliaria imagina soluciones de ensueño, aunque de difícil concreción. No sabemos si vive en una fantasía infantil, su preocupación sustentable por el goce urbano del ciudadano de a pie y bicicleta no encuentra correlato en las esferas de la obra pública en concreto. “La ciudad no es sólo para los vehículos a combustible, la ciudad bien puede refaccionar sus estaciones de servicio como huertas comunitarias” – reflexiona el funcionario. Sus palabras desconciertan de tal modo que no conforman ni a jóvenes ecologistas ni a empresarios con sed de políticas sustentables. ¡Vuelve al archivo tú, Peregrino Inmobiliaria!
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LA DESPLAZA/remPLAZA
De regreso al Parque Rivadavia, en pleno conflicto resultado de las obras de apertura de la calle Beauchef en 2019, el libro La desplaza publicado en 2006 que documentaba el enrejamiento del parque ya parecía una guía YPF añejada de los años sucesivos a la crisis del 2001. Es sabido que el (espacio) público se renueva, y ahora en el parque proliferaban los cazadores de pokemones y repartidores de apps que usaban algunos minutos de descanso al sol haciendo convivir sus terminales nerviosas GPS en la cartografía médium del PokemonGo y las Delivery apps. El nuevo paisaje humano con la embestida municipal frente a la feria de fondo propiciaba aquella mirada que indica que para ver un espacio familiar con la sensación de la primera vez, lo mejor es el olvido. Era el tiempo para La remPlaza.
Aquí tenemos la encarnación de la repartidora para La remPlaza. Sobre la pared afiches conmemoratorios de Marcelo Scalera, víctima fatal del célebre combate durante el recital que célebres bandas ofrecieron en 1996 en el Monumento a Bolívar contra el gatillo fácil y en recuerdo a Walter Bulacio. La presencia neonazi en la feria ya no se percibe como antes pero en las fechas de aniversario la aparición iconográfica en los lugares de los hechos es estricta. El recorrido de la obra seguía a un Guía con aspiraciones patrimonialistas (el vecino bien que lo sabe todo), confundiendo con sus opiniones al público curioso y bien intencionado. Al llegar al enclave del combate, era la repartidora la que exigía explicaciones sobre los afiches. El Guía subestimaba el hecho en comparación a hitos verdaderamente históricos como la visita de Sarmiento a la Quinta de los Lezica, pero sobre todo segregaba a la repartidora por su presencia fortuita en pleno trabajo, ella no era del barrio y “no estaba en lista”.
El público oficial caminaba sorteando obstáculos desperdigados por la obra y los puestos de la feria desplazados sobre la vereda fuera del parque. Al llegar a un pasillo que dejaba espacio entre dos puestos el público pasaba por esa angostura, donde se abría un portal en tres tiempos de remodelaciones sobre el parque en simultáneo. Las que anunciaban los carteles de obra reconstruidos como réplica y los contemporáneos amarillos que comunicaban la apertura de la nueva calle.
El guía: (Preguntando en un puesto) Che, me conseguiste el Guiraldes al final? Te lo había encargado. (Al público) Aquí a mi izquierda pueden ver los puestos en su posición provisoria. La semana que viene, en la medida que la obra nueva comience a finalizar, comenzarán a ser trasladados a su espacio original.
El guía: Según el informe, estamos parados en un portal temporal delimitado por dos hitos. Tendría que sentirse alguna cosa energética acá. A mi izquierda el cartel con el aviso de obra de la Intendencia de Buenos Aires de 1971. Aquella que efectuó renovación absoluta del sistema de iluminación y que construyó una tapia para separar el patio del recreo de la Escuela con el parque. Frente a su muro divisorio de cien metros se conformo después la feria de libros y ahora están abriendo el pasaje. A la derecha, la puesta en valor de 2003, que instaló finalmente el cerco perimetral del parque. ¿A qué les recuerda esta reja? Sin dudas, a las demás rejas de esta ciudad de aquel período municipal.
El recorrido del grupo visitante atravesaba escenas que enmascaraban distintos tiempos históricos. La repartidora entrometida, furiosa por los parlamentos del Guía, intrusaba la senda a su manera, interpelando a los ciudadanos de a pie. El sitio donde recientemente se había talado un Ombú histórico de la Quinta Lezica daba lugar al mito urbano del fantasma de la planchadora degollada que era sirvienta de la familia patricia. La leyenda cuenta que deambulaba asustando a infantes durante los años en que la Quinta abandonada era transformada en parque público. La repartidora cuestionaba la no tan disimulada moral normativa blanca del relato oficial, como así también la interpretación estética de la escultura La fuente catalana, que había sido exiliada del parque por acusación de obscenidad a pedido del párroco de una iglesia cercana.
Si la visión patrimonialista del Guía de la visita anhelaba la debida “puesta en valor”, era mediante la neutralización de los sucesivos conflictos acontecidos en el paseo público. La trabajadora precarizada, tan sólo con su presencia ocasional, altercaba esta lectura de equilibrio dudoso sobre el territorio. ¿Qué se considera Patrimonio y quién tiene la autoridad para declararlo como tal? El Monumento a Bolívar y sus esculturas se renovaban como punto de reunión notorio en el aquí ahora no tanto por las ideas de su creador José Fioravanti sino especialmente porque en la dimensión virtual hay allí un Gimnasio de Pokemones, donde cada jugador puede dejar a sus especímenes para entrenarse en la lucha digital y mejorar luego su performance.
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NOCHES DE SODIO, CAL Y CUERPOS DE LETRA
La luz ocre de las estigmatizadas luces de sodio aun resisten en algunos poblados ante el avance del LED. A propósito de las podas indiscriminadas, es necesario reivindicar la sombra suave de estas lámparas que tenían una iluminación más vaporosa y atmosférica, que lejos estaban de vulnerar las retinas de los conductores trasnochados. Sobre el asfalto seguimos un chorro brillante de pintura fresca derramada. Si seguimos el dibujo hasta la esquina, vemos una camioneta manchada y estacionada, de la caja descienden cuatro personas muñidas de baldes y pinceles.
La letra debe medir un paso de ancho y un brazo de alto. La palabra tiene que leerse desde la distancia veloz de una autopista. El color se encargará del resto, identificar el nombre pintado en el muro con un partido político.
En todo el proceso de investigación para la película Cuerpo de letra, hubo que hurgar en los cordones municipales donde se encargan estas tradicionales pintadas políticas en época de elecciones en improvisadas oficinas al aire libre, en vehículos y estaciones de servicio.
En la jerarquía interna de las cuadrillas, el letrista es quien lleva el ritmo del trabajo. Un joven que se inicia en este arte comienza blanqueando las paredes a rodillo o compresor, la tarea que menos experticia exige (y la más tóxica). Luego asciende rellenando de color las letras, a continuación la sombra para finalmente, dibujar la letra.
Luego de una etapa de rodaje documental, habíamos pautado con los protagonistas coordinar un plano a la distancia donde pudiera apreciarse el despliegue coreografiado de las brigadas sobre las paredes en tiempo real. Teníamos comprometida una terraza de un edificio frente a la General Paz desde donde hacer la toma en registro. En la madrugada, cuando finalmente llegó la camioneta de los protagonistas, nos anoticiaron que se había terminado el blanco y la pintura de color. El único “color” que les quedaba era el negro. Nos quedamos un largo rato callados sin saber qué hacer. ¿Qué se podía hacer frente a los grandes paredones ya pintados de la General Paz sino se podían borrar, cubrir de blanco? La respuesta la contenía la técnica misma de la pintura a la cal, que al cubrir de blanco necesita mucho tiempo para secarse y ganar opacidad. Durante ese lapso de tiempo, las pintadas nuevas se transparentan sobre las anteriores, y recién hacia el amanecer cuando ya pasaron unas horas de secado, con la luz de día conquistan legibilidad. Luego con las sucesivas capas, los muros se engrosan en un alfajor hojaldrado que a veces comenzaba a ceder por su propio peso en determinadas zonas, generando un dibujo caótico en un tiempo aspiracional al geológico. Aquella noche, sin embargo, contábamos con un solo color, que encontró su cauce natural mediante el delito del ornamento, tan afín a las grandes artes y la arquitectura de siglos pasados. Eze y Tute recorrieron cada letra ya estampada, dibujando sobre ellas, antropomorfizándolas o alterando su función gramatical. Desbaratando la legibilidad, la función de la letra. Un liquid paper negro que solo podía corregir o cambiar las formas de las letras. Un enchastre, básicamente.
En este cuaderno hay bocetos de los planos de la terraza y otras escenas pensadas como situaciones, cuadros del ballet de la última pintada antes de la veda electoral. La manguera del compresor como suero, una transfusión orgánica continua con el trabajo. Componer las escenas con los dichosos puntos de vista que puede dar el dibujo, ¡qué emancipación! Con las ópticas de las cámaras y las autopistas es asunto de otro mirar.
Estos dibujos están intercalados en el mismo cuaderno de los storys, y a juzgar por los colores, la misma generación de estilográfica y birome. Es una ahogada fuga del documental, desviaciones del repertorio iconográfico de la película, síntomas certeros de pesadillas, cambios de escala, jirafas del asfalto y demás perturbaciones perceptivas. Por no decir una obsesión fetichista con el balde de pintura, que se brinda a disposición al análisis de quien corresponda.
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TALLER DEL CLIMA
En años recientes se desarrolló el Taller del Clima en distintos contextos semi, para e intrainstitucionales. El más peculiar sin duda tuvo lugar en el barrio Playón de Chacarita, durante el proceso de urbanización ejecutado por el IVC (Instituto de la Vivienda de la Ciudad). El Taller era dirigido a la comunidad infantil con el objetivo de conquistar las herramientas de la plataforma del pronóstico meteorológico que suelen manejar lxs adultxs. El dispositivo era instalado en el espacio público donde lxs pequeñines podían abordar a lxs peatones para la conformación de un oráculo barrial en el contexto de la urbanización.
La incertidumbre generada por la urbanización moviliza emociones en técnica mixta. ¿Qué sucederá en esta esquina tan corriente cuando llegue una tormenta? ¿Cuáles serán las evidencias de su paso, cómo será el recuento de los daños?. No se dará el mismo resultado en las encrucijadas de un barrio privado, el comedor de la villa o en el subterráneo. Por más algoritmo estadístico que nos obliguen a leer los oráculos del clima, no existirá jamás un diagnóstico homologado para la singularidad de cada uno de estos sitios y la experiencia de sus transeúntes.
En tiempos de compensación de todo rasgo singular en pos de instituir una fisonomía social estable, las obras de esta cosa que llamamos Nuevo Municipio proponen identificar lapsos y casos de excepción o anomalía, experiencias en peligro de extinción. A veces no se trata sólo de una cuestión de voluntad o fuerza, puede pasar que dejando descansar el cuaderno de ideas apoyado en algún montículo de escombros a merced del viento, las páginas se dan vuelta solas.
Links:
El Nuevo Municipio:
Sitio web: http://www.elnuevomunicipio.com.ar
Cuerpo de letra:
Trailer http://www.elnuevomunicipio.com.ar/cuerpodeletra/
Película: https://play.cine.ar/INCAA/produccion/5234
EL NUEVO MUNICIPIO es una institución ficticia disfuncional de grado cero, el único servicio ofrecido a la comunidad es el de señalar los albores de su existencia en oposición a su ausencia: el cosmocaos pre-social. En tiempos de homogeneización de todo rasgo singular en pos de instituir una fisonomía social estable, compensada y categorizada, los proyectos del Nuevo Municipio se proponen identificar lapsos y casos de excepción o anomalía, experiencias en peligro de extinción.
JULIÁN D’ANGIOLILLO es licenciado en Artes Visuales (UNA), egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes “Piridliano Pueyrredón” y la Escuela de Dramaturgia (EAD). Realizó los largometrajes “Hacerme feriante” y “Cuerpo de letra”, y más de quince obras breves como “Condominio”, “Suite Matanzas”, “Autosocorro” y “La garra contra Puerto Madero”. Entre sus obras de sitio específico se cuentan las videoinstalaciones “Informe del aire” en Móvil, “Dirección de paseos” en el Jardín Botánico de Buenos Aires, y el emplazamiento “Antrópolis” en el marco de Tecnópolis. Obtiene el Premio Lucio Fontana, el Premio Sur al Mejor Documental, una residencia en la Cité Internationale des Arts de París, el Premio “Elena Poggi” de la Asociación Argentina de Críticos de Arte y el Premio Ricardo Rojas al Mejor Ensayo por su libro “La desplaza, biogeografía del Parque Rivadavia”. Sus películas fueron parte de festivales como Viennale, Ficunam, Toulouse, Fidocs, Mar del Plata, Bafici y Festifreak. Expuso sus obras en diversos espacios como Pastificio Cerere (Roma), Onomatopee (Eindhoven), Kunstraum Kreuzberg/Bethanien (Berlin), Maison Rouge (Paris), Kunstverein (Wolfsburg), UCSD Art Gallery (San Diego), Ig Bildende Kunst (Vienna), 98 weeks (Beirut), CCCB (Barcelona), Museo de Antioquia (Medellin), 1era Bienal Fin del Mundo (Ushuaia), Bienal de performance y Malba (Buenos Aires), entre otros.